El gato sin monte. Tamara Reyes


Mi mala memoria me hace dudar de la fecha exacta del lanzamiento en la Librería Pánico, pero recuerdo que llovía y hacía frío, por lo que debe haber sido un día de otoño o invierno del año pasado. Fue un evento pequeño, pero a pesar del frío y la lluvia, estuvo lleno de calidez y niños que disfrutaban la visita de los autores, entre ellos, mi querida Tamara. Su libro, la confección del mismo y cada trozo de corazón y alma que hay en él, me llevan hoy a escribir esta reseña. 

Reseña

Matu es un "gatón de biblioteca", según los demás gatos de Mulchen. Y algo tenía de verdad aquella burla, pues Matu era un gato que vivía en la biblioteca del pueblo. Este gatito acompañaba a Manuel, el bibliotecario, en su labor y había llegado hasta allí en una caja de cartón, al igual que muchos de los libros que llenaban las estanterías. Matu ayudaba con algunos quehaceres como sacar las hojas impresas de la impresora, firmar fichas de préstamos con su garrita y catalogar libros, entre otras labores propias de una biblioteca pública. Sin embargo, no todo era trabajo para Matu. Había momentos del día en que se dedicaba a leer libros de ciencias para descubrir los misterios del mundo y el universo. 

Hasta que un día, entre las cajas de libros que llegaban a la Biblioteca, llegó un ejemplar que remeció la vida de Matu: "Chilean Felifornia. Alimentación y distribución a nivel nacional". El bibliotecario se lo mostró a Matu, quien curioso ya tenía puesto los ojos en aquel libro. Las hojas fueron pasando y pronto, una de las imágenes capturó su atención: "leopardus geoffroyi, nombre común: gato montés" podía leerse al pie. La apariencia del gato montés era muy similar a la de Matu, ¿sería posible que él fuera de aquella especie? Con un montón de dudas en su corazón, Matu comienza una búsqueda para develar sus verdaderos orígenes y responder una de las más complejas preguntas que todos nos hacemos en un momento: ¿quién soy?

Opinión

El gato sin monte, de Tamara Reyes, es su segunda obra ilustrada y fue publicada en noviembre de 2015. La historia de Matu es hermosa, pues presenta con delicadeza la búsqueda de la verdadera identidad y la importancia que tiene ser uno mismo, sin hacer oídos a las etiquetas que quieran imponernos los demás. Cada página es una invitación a reflexionar sobre la identidad, sobre nuestros orígenes, pero también a aceptarnos, a asumirnos y dejar de lado esa torpe necesidad de que nos cataloguen de cierta manera para ser reconocidos como parte de algo. 

Este libro me ha emocionado y cada vez que me detengo a leerlo y observarlo, me saca una sonrisa. Matu es un personaje entrañable y, aunque no me gustan los gatos, Matu se ha vuelto mi gato favorito. Tanto que me he visto en la necesidad de comprar y regalar ejemplares a Agustín, mi pequeño de la cuarta región, y a Sol, de la tercera (sí, por allá andan algunos de tus libros, Tam). 

Pero no solo hay que mencionar el relato, sino que cada imagen que acompaña al libro. Tamara se ha especializado en clayilustration, dándole vida a los personajes de sus libros. Y de verdad hace un trabajo increíble, los detalles que alcanzan sus figuras me dejan sorprendida, admirándola por su trabajo y dedicación, no solo en El gato sin monte, sino que también en su primera obra Corina, la gallina submarina. Todo el trabajo tras cada uno de sus libros es manual, pues para construir cada una de las escenas no sólo hizo sus personajes con plasticina, sino que también con fieltro y otros materiales, construyendo mundos en miniatura que nos invitan a soñar. 

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