Ausencias y Regresos

Cuando cree este blog estaba en crisis. Crisis porque uno de mis proyectos personales no estaba dando los resultados que esperaba, por ende, la crisis monetaria era inminente. Quise volcar mi mente en la escritura y la lectura, pero eso era inútil cuando sabes que, en realidad, lo que necesitas es plata para subsistir en este mundo. Así que mi nuevo proyecto, es decir, este blog, volvió a quedar ahí, guardado, a la espera de una Pamela más estable emocionalmente, más clara en sus objetivos y con los bolsillos más tranquilos. 

Desde enero a marzo trabajé en un proyecto haciendo correcciones para cierta prueba estandarizada y en el camino han surgido diversos proyectos que me han dado tranquilidad y que renuevan mi compromiso con la lectura y el fomento lector. Desde marzo hasta la fecha, mi colaboración con La Biblioteca Libre tiene renovados y fortalecidos vínculos y estamos trabajando para concretar grandes ideas y seguir fomentando la lectura de manera creativa. Y no puedo estar más feliz.

Siento que he vuelto a encontrar mi camino. Incluso me atrevería a decir que estaba perdida desde que entré a estudiar literatura en la Universidad de Chile. Cuando entré a dicha carrera tenía la certeza de estar en lo correcto, sin embargo, a medida que pasan los meses y los semestres, fui perdiendo el entusiasmo, mis objetivos y todo parecía un sinsentido. Culpo en parte a la institución, pues las frases: "esta licenciatura no sirve para nada", "Como licenciados no encuentran trabajo", fueron una constante entre muchos profesores que me hicieron clases. Les creí y me preocupé, pero como también por ese entonces era obediente, les hice caso a mis padres y terminé la carrera. 

Con el tiempo he meditado sobre aquella época y, como decía anteriormente, culpo de mi desencanto -un poco- a la Universidad, pues no se mostró interesada, por ese entonces, en potenciar otras habilidades relacionadas con el libro y la lectura en los estudiantes de Literatura. Íbamos a estudiar libros porque nos gustaba y punto. Los analizábamos con un propósito solo academicista, un enfoque en la búsqueda de acumular y acumular conocimiento, nunca con un enfoque práctico y abierto a la comunidad. Lo más "concreto" que se hacía era la publicación de paper cuando lograbas destacar sobre el resto y llamabas la atención de un profesor. Recuerdo que una vez, en clases, un profesor comentó que quería trabajar en un proyecto de fomento lector, con la idea de lograr que los padres volvieran a leerle a sus hijos antes de dormir y que si queríamos colaborar nos acercáramos a su oficina. La idea me encantó. Cuántas veces mi mamá lo hizo conmigo, y cuantas veces, lo hice yo solita a los 7 u 8 años, cuando mis abuelos me regalaron mi primer gran libro: Un cuento para cada día. Era lo que quería hacer. Fui a su oficina y le conté que deseaba colaborar en su proyecto. Recuerdo haber estado nerviosa, no sabía como ofrecerme para ser parte de su equipo, tenía un poco de vergüenza por mi entusiasmo, al mismo tiempo que temor al rechazo y la esperanza brotando en mi pecho. Cuando terminé de hablar el alma se me vino a los pies. Su indiferencia fue muy grande, sentí de inmediato que me ruborizaba más de lo que debía y no recibí de él nada más que un "Ah, ya, gracias por mostrar interés" y creo que mi recuerdo es generoso con él, pues ya no estoy segura si de verdad me agradeció por haber ido o haberme mostrado interesada, ya que luego de haber volcado mi interés en su proyecto, entró un compañero con el que el profesor tenía buenas migas y quedé olvidada en el espacio de su oficina. Dudo que se haya dado cuenta cuando me fui. Finalmente nunca me convocó para colaborar en su proyecto y yo tampoco insistí. Ahora, con varios años más de experiencia, siento que debí ser más insistente; pero la verdad es que su indiferencia fue tan dolorosa que no sentí motivación alguna por volver a acercarme a él y a cualquiera de sus proyectos.

Así es como las experiencias te marcan y una decide cosas en base a eso. Continué con mi vida mostrando siempre seguridad en lo que hacía y así fue como terminé complementando la literatura con la pedagogía. Me arrepiento. No de la experiencia de compartir conocimientos con otros y motivarlos a leer, no. Lo que hace que me arrepienta fue la calidad de vida que tuve por ese entonces, y no me refiero a sueldos, sino a tiempos para mi, para mi desarrollo personal y como profesional. No había nada de tiempo, ni para mi, ni para mi esposo, ni para mi papá enfermo, ni para nadie, ni siquiera el tiempo suficiente y adecuado para dedicarme a la enseñanza y el aprendizaje de ca
da uno de mis alumnos. Durante esos años sólo leí la lectura complementaria de los cursos que hice clases. Con suerte, otras veces no tenía tiempo para leerlos, por suerte en algún momento ya los había leído. 

Por eso hoy me siento feliz. Perdí mi rumbo y después poco a poco, cuando recobré el tiempo para mi misma, pude darme cuenta de lo mucho que me apasiona leer, lo mucho que me gusta escribir y lo mucho que me alegra cuando alguna amiga o amigo que no eran lectores me cuentan que se motivaron a leer. Sufro cuando me piden recomendaciones de lectura, porque la verdad, recomendar un libro no es fácil. Se deben conocer los gustos de las personas a la perfección y una también, haber leído de todo para poder dar una recomendación acertada. De ahí que cuando escribo mis reseñas, más que centrarme en dar mi opinión sobre el libro, pretendo contar de qué va la trama, así cada uno de mis lectores puede evaluar si leer o no el libro. Me encargo de entregar los suficientes antecedentes sin juzgar demasiado y así evitar asentar en el subconsciente una idea preconcebida del libro.

En fin, escribo esto como introducción para volver a publicar, esta vez con más ganas que nunca, porque siento que al fin todo tiene más sentido en mi cabeza. Espero que disfruten de las próximas reseñas y se entusiasmen por leer alguno. 

Un abrazo.



Comentarios

  1. Me encantó esta re-presentación.
    Se lee una Pamela mucho más armada, con decisión, autoridad y autosuficiencia. Una persona plena y feliz, pese a los obstáculos que te puso la vida.
    Me identifico bastante con tus palabras. Es genial saber que hay otros ahí afuera que quieren y sienten similar.
    Un abrazo y seguiremos leyendo ;)

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