Alcatraz contra los Bibliotecarios Malvados. Brandon Sanderson

Sin duda, de todas las reseñas que he escrito para la Biblioteca Libre esta es la que más me ha gustado hasta el momento. El libro tiene magia en sus hojas y creo que eso fue lo que me inspiró a construirla. Que la disfruten.
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Esta reseña podría empezar como cualquiera de las otras reseñas que he escrito. Por ejemplo, con unas líneas extraídas del mismo libro que busquen inspirarlos a leerlo: “Pues eso, allí estaba yo, atado a un altar fabricado con enciclopedias obsoletas, a punto de que un culto de Bibliotecarios malvados me sacrificara a los poderes oscuros”. Pero esta oportunidad no lo haré y me remitiré a contarles sobre el autor, aunque tenga que escribirla desde una mazmorra oculta en las profundidades de la Biblioteca Libre. Hay mucho en juego y, como verán, de los bibliotecarios no hay que fiarse.

Quizás los más avezados a la literatura de fantasía sabrán quién es Brandon Sanderson. Sin embargo, mi deber es avisarles que después de las revelaciones de este libro, tendrán que olvidar todos sus conocimientos previos sobre él. Pues ese nombre no es más que un seudónimo con el que los editores de las Tierras Silenciadas –es decir, el mundo tal y como lo conocemos ahora o hasta antes de este libro- quieren vender la autobiografía de un verdadero héroe: Alcatraz Smedry.

“¿Alcatraz? ¿Puede ser héroe alguien con nombre de cárcel? Además, ¿quién usa nombre de cárceles para nombrar a sus hijos? Es como llamarse Guantánamo”, de seguro será lo primero que se les vendrá a la cabeza y puedo asegurarles que sí, se puede ser héroe con nombre de cárcel y que, en realidad, las cárceles tienen nombre de héroes, aunque al revelarles eso me estoy desviando del punto principal.

El mundo como lo conocemos no es más que la manipulación de la información, de los mapas y de los GPS por parte de los Bibliotecarios. Seres malvados que no están de acuerdo con el sistema de vida, la magia y el poder que existe en los Reinos Libres e intentarán hacer todo lo posible para hacerlos caer y unirlos a sus dominios.

En ese contexto, que Alcatraz Smedry nos cuenta su propia vida desde el día en que cumplió 13 años. Su triste vida, porque por más que intenta evitar a lo largo de su relato que lleguemos a sentir un poco de lástima o compasión por él, debe ser muy desolador ser huérfano y, además, no contar con un hogar definitivo tras pasar por distintas familias de acogida.

Smedry se describe así mismo como malo y, según él, esa es la principal razón por la que todas las familias de acogida se aburren de su presencia y llaman al servicio social para que se lo lleven. De hecho, su “maldad” radica en que tiene una facilidad natural para romper cosas. Basta con que Alcatraz intente abrir una puerta para que el pomo de la misma quede en su mano inutilizable. O, como ocurrió en el día de su cumpleaños, con las buenas intenciones de preparar la cena incendió la cocina de su última familia de acogida: los Sheldon. Y todo porque se distrajo tras recibir una encomienda que decía ser la herencia que sus padres le dejaron: una caja con una bolsa de arena. Una broma de muy mal gusto.

Ese incendio le significó la visita de la Señora Fletcher, trabajadora social que lo increpa por hacer una vez más que una familia quiera deshacerse de él y lo notifica que al día siguiente irá alguien a buscarlo. Sin embargo, podría decirse que la vida le sonríe –o lo trata aun peor, según el punto de vista- cuando al día siguiente es visitado por un hombre que dice ser su abuelo. El anciano, un hombre rarísimo y medio loco, según describe Alcatraz, conoce de la existencia de la arena, ratifica que es su herencia e insiste en verla. Pero en ese momento ambos descubren que la bolsa de arena no está. ¿Quién la habrá robado? La única persona que había entrado a la habitación de Alcatraz fue la señora Fletcher, cuya descripción física pone en alerta al abuelo Smedry: se trataría de una Bibliotecaria.

Alcatraz trata de desenredar el lío que tiene en su cabeza por los últimos acontecimientos, cuando un segundo hombre aparece en el hogar de los Sheldon: un hombre con una pistola y que estaba decido a matarlo. Es en ese momento que Alcatraz deberá tomar una decisión: morir a manos de un desconocido o escapar con un viejo demente y enfrentarse a su nueva realidad, empezando a descubrir quién es en verdad; un chico con un Talento muy especial y con una misión: hacerle frente a los Bibliotecarios malvados.

Brandon Sanderson mantiene su pluma en el mundo fantástico con la saga juvenil de 'Alcatraz contra los Bibliotecarios Malvados' y nos deleita con una prosa divertida y rápida. Una trama llena de conspiraciones y revelaciones que nos sorprenderán y en algunos casos nos hará llorar de la risa, pues su narrador no conoce límites y le encanta romper la cuarta pared. Es decir, apela constantemente al lector, interrumpe su propio relato para hacer acotaciones fuera de lugar o hablarnos de sus procesos creativos y de escritura; y lo hace de una manera sublime y notable.

¡Ah! Y antes de que vengan a silenciarme los Bibliotecarios quisiera contarles que el libro es solo el primero de cuatro entregas y al finalizarlo podrás encontrar el primer capítulo de 'Los Huesos del Escriba', que te dejará con ganas de más.

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